Diecisiete de abril, 07.00 hs, una pertinaz llovizna mojaba la mañana aún oscura frente a CAFA.
La caravana de Ford A iniciaba una nueva travesía, esta vez hacia la Provincia de Córdoba.
Luego la lluvia, por momentos intensa, nos acompañó hasta la primera escala técnica: Justiniano Pose, ya en tierras cordobesas.
Todo en orden salvo alguna diferencia con la policía caminera de Córdoba, siempre muy apegada a la ley, incluso con nuestros ancianos automóviles.
Cena de camaradería y descanso para continuar al día siguiente el segundo tramo con destino a la Ciudad de Alta Gracia, pasando por Villa Gral. Belgrano y Río Tercero.
Segunda parada a pocos kilómetros de Alta Gracia donde, aprovechando las instalaciones de las Cabañas donde nos alojamos, disfrutamos de un delicioso asado a cargo de Oscar Beber, asador oficial del viaje.
La mañana siguiente visitamos el laboratorio del Mago de Alta Gracia: Oreste Berta. Allí recorrimos la planta guiados por un Ingeniero quien nos brindó las explicaciones del caso y respondió amablemente todas nuestras inquietudes. Recorrimos las salas de maquinado, bancos de prueba para motores y autos, túnel de viento, etc.
Agradecemos a Oreste y su gente por la atención brindada y el privilegio de visitar su lugar con tantas delicias técnicas.
Tercer día de viaje, último tramo hacia Loma Bola y un plato fuerte: el camino de puentes colgantes Copina-El Cóndor, una verdadera aventura off road a bordo de los Ford A. Más versátiles que nunca en el terreno que mejor le sienta: tierra, barro, piedra, cortadas, montículos, etc., nuestros autos, creados en una época donde los caminos eran muy rústicos y el asfalto una verdadera rareza, pudieron atravesar cada desafío .
Nada nos detuvo, ni siquiera el consejo de una cuadrilla de Vialidad Provincial de Córdoba. Nos dijeron con absoluta certeza: “no van a poder pasar”; pero los modelo A, una vez más demostraron su enorme capacidad de adaptación a cualquier superficie y pasaron todos, sin dificultad ni sobresalto alguno; claro, pocos entienden las virtudes de “esos autitos” como dijo alguno de los pesimistas trabajadores del camino.
Después el cruce de las Altas Cumbres para, terminando el largo descenso, arribar a Loma Bola donde nos esperaba nuestro anfitrión, el number four.
Con su acostumbrada y generosa hospitalidad el socio Nº 4 Pablo Justo nos alojó a todos y, llegada la noche, nos agasajó con una deliciosa cena.
Durante el cuarto día del periplo conocimos el “Museo de Máquinas de Loma Bola” propiedad de nuestro cicerone, donde también disfrutamos de un chivito a la parrilla.
El Museo de Pablo es un verdadero oasis de historia de la tecnología mecánica del siglo XIX y XX, donde apreciamos piezas apasionantes tales como un ventilador a querosen, una boletería ferroviaria completa incluidos los clásicos boletos de cartón, automóviles entre los que luce una hermosa roadster Ford A de 1930, entre otros; motores, simuladores, maquinarias de todo tipo y un yunque de aproximadamente media tonelada de peso con una curiosa leyenda “por favor no mover”.
Los días siguientes recorrimos Ciudades cercanas a Loma Bola cómo Merlo y Concarán en la Pcia. de San Luis. Conocimos una Bodega y viñedos en Santa Rosa, también San Luis. Estuvimos en una feria de artesanías y gastronomía típica en Las Rosas, Cba. Conocimos plantaciones de olivo donde cosechamos aceitunas y una fábrica de aceite de oliva con una charla explicativa del proceso de producción.
Pero todo lo que comienza tiene siempre un final y llegó el tiempo de emprender el regreso.
Partimos de Loma Bola y cruzamos las sierras por “el filo” de Merlo subiendo a 2300 metros en pocos kilómetros, demostrando una vez más las cualidades de nuestros Ford A, que subieron las pronunciadas cuestas con absoluta solvencia mecánica.
Llegamos a Embalse Rio Tercero donde hicimos noche y al día siguiente conocimos un desarmadero de autos y taller de restauración. Continuamos hacia Casilda, Pcia. de Santa Fe, donde pernoctamos para luego encarar el último día del periplo arribando el 25 de abril por la tarde a Buenos Aires en medio de un lluvia torrencial.
Como siempre todo este hermoso viaje se desarrolló en medio de un espíritu de camaradería que denota la calidad humana del grupo, donde reinó la armonía y el afecto.
Con el deseo de continuidad del viaje anual de larga distancia organizado por CAFA nos despedimos hasta el próximo Diario.
Participaron del viaje: Oscar e Isabel Beber; Roberto y Silvia Labazza; Alberto y Norma Penello; Jorge y Gabriela Macchiavello; Gonzalo Balaguer; Daniel Gómez y quien suscribe.
Alejandro Merlino - Socio Nº 310